El minimalismo es una corriente artística que sólo utiliza elementos mínimos y básicos; es decir, genera sentido a partir de lo mínimo. Utiliza sólo lo esencial: un lenguaje sencillo, colores puros y líneas simples.
El minimalismo surgió como un movimiento en la segunda mitad del siglo XX. Una reacción que nació como por instinto contra el expresionismo abstracto, contra lo exagerado y colorido del pop art. Anónimos que se enriquecían con la improvisación y la espontaneidad de un arte simple, con rigor conceptual, preconcebido, pero de gran calidad.
El objetivo de una obra artística minimalista es no expresar nada, no hacer sentir nada; sólo se remite a sí mismo. Fueron diversos artistas que estaban cansados de llevar consigo el lastre de los contenidos y los ideales de formación propios de la cultura burguesa. Por eso quisieron despolitizar al arte, y despojarlo de todo aquello que cause emoción o sensaciones, haciendo uso de la abstracción, el purismo funcional y estructural, la austeridad y la síntesis.
Fue el filósofo Richard Wolheim quien mencionó por primera vez el concepto de minimalismo, refiriéndose a las obras del norteamericano Ad Reinhardt y el francés Marcel Duchamp, dando lugar al principio de fin de la modernidad.
Los primeros minimalistas que surgieron eran pintores y escultores, tales como Reinhardt, Donald Judd, Dan Flavin y Robert Mangold; quienes tenían predilección por emocionar a través de la mínima expresión. Con el tiempo surgieron otras disciplinas interesadas en este tipo de expresión, dando lugar a la arquitectura y a la música minimalista.
Los arquitectos minimalistas estaban interesados en el orden, la sobriedad y el alto influjo del racionalismo precedente. Para la decoración utilizaban líneas rectas, y se abstenían de los ornamentos y las florituras, sólo muebles sencillos y funcionales, con disposición ordenada y acabados finos.
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